jueves, 8 de agosto de 2013

EL PROFETA.

             Cuento oriental (adaptación)   

              El profeta gritaba con toda su voz en la gran plaza de la ciudad. Era decidido, prometedor... El país debía cambiar. Todos lo escuchaban boquiabiertos y lo seguían. Pero poco a poco empezó a gritar que ellos también debían cambiar sus costumbres. Su clientela empezó a disminuir, pero él seguía gritando; tan sólo unos poquitos... y él seguía gritando, hasta... quedarse solo, y él seguía gritando. Después de varios días, gritando en la gran plaza sin que nadie lo siguiera, alguien se acercó y le preguntó: 

 

-¿Para qué tantas voces si nadie te escucha? 

                 Y la voz del profeta sonó con más fuerza: "Si yo me hubiera callado, ellos me habrían cambiado a mí".

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