miércoles, 11 de septiembre de 2013

UNA BUENA MENTIRA.

APOTEGMAS DE LOS PADRES DEL DESIERTO.

              Un abad estaba atravesando el desierto con otros frailes, cuando se dieron cuenta de que aquel que los guiaba había equivocado el camino.
 
              Era de noche y los hermanos dijeron al abad:

               "¿Qué hacemos? Este hermano ha equivocado el camino y nosotros corremos el riesgo de perdernos y morir todos en el desierto. ¿No será mejor pasar aquí la noche y emprender el camino al despuntar el sol?".

              "Pero si decimos a éste que se ha equivocado, se entristecerá. Escuchad, pues: yo fingiré que estoy cansado y diré que no me siento bien para proseguir el camino y que permanezco aquí hasta mañana".
 
               Así hicieron, y también los otros dijeron:

              "También nosotros estamos que no podemos del cansancio y nos quedamos contigo".

              Y así se las ingeniaron para no entristecer a aquel hermano, que no supo nunca de haberse equivocado del camino. 

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