viernes, 8 de noviembre de 2013

LOS SENDEROS.

Un vecino del sabio Yang que había perdido una oveja, mandó a todos sus hombres a buscarla y le pidió al sirviente de Yang que se uniera a ellos.
— ¡Qué! –exclamó Yang-, ¿necesita usted a todos estos hombres para encontrar a una oveja?
— Son muchos los senderos que puede haber seguido –explicó el vecino.
 
Cuando regresaron, Yang preguntó al vecino:
— Bueno, ¿encontraron la oveja?
El vecino contestó que no. Entonces Yang preguntó por qué habían fracasado.
— Hay demasiados senderos –respondió el otro-, un sendero conduce a otro, y no supimos cuál tomar; así es que regresamos. Yang se quedó hondamente pensativo. Permaneció silencioso largo tiempo y no sonrió en todo el día… Sus discípulos estaban sorprendidos.
— Una oveja es una nadería –dijeron-, y ésta no era ni siquiera suya, ¿por qué tiene usted que dejar de hablar y sonreír?
Yang no respondió, y sus discípulos se llenaron de perplejidad. Uno de ellos fue a contárselo a otro sabio llamado Xindu Zi.

— Cuando hay demasiados senderos –dijo Xindu Zi- un hombre no puede encontrar su oveja. Cuando un estudiante se dedica a demasiadas cosas, malgasta su tiempo y pierde su ruta. Tú eres el discípulo de Yang Zi y aprendes de él; sin embargo, parece que no has llegado a aprender nada. ¡Qué lástima!

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