lunes, 30 de diciembre de 2013

EL PAPEL Y LA TINTA.

Una hoja de papel, puesta sobre un escritorio junto a otras hojas iguales a ella, se encontró un día toda cubierta de señales.
Una pluma, llena de tinta negra, había trazado sobre ella muchos diseños y palabras.


“¿Por qué me has tratado así?”, dijo resentida la hoja de papel a la tinta. “¿No podías evitarme esta humillación? ¡Estaba tan blanca y limpia! ¡Pero tú me has ensuciado con tu negro infierno, me has estropeado para siempre!”.
“Espera”, le responde la tinta. “Yo no te he ensuciado, te he revestido de símbolos. Antes tú no eras más que una simple hoja de papel, ahora te has convertido en un mensaje. Tú guardas el pensamiento del hombre, eres un instrumento precioso.”
De hecho, allí cerca, al ordenar el escritorio, alguien vio esas hojas y las recogió para tirarlas al fuego. Pero enseguida se dio cuenta de la hoja “manchada” de tinta, tiró todas las otras, dejando solamente aquella que llevaba, bien visible, el mensaje de la inteligencia. 

Leonardo da Vinci

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