jueves, 2 de enero de 2014

LA TÚNICA RASGADA.

Un guerrero con un pasado bastante turbio, preguntó a un anacoreta si creía que Dios recibiría su arrepentimiento. Y el ermitaño, después de exhortarlo con muchos consejos, le preguntó:

— Dime, te lo suplico, si tu túnica está rasgada, ¿la tiras…?
— No, respondió el otro, la coso y vuelvo a ponérmela
— Por lo tanto, añadió el monje, si tú cuidas tu vestido de paño, ¿quieres que Dios no tenga misericordia de su imagen?
Apotegmas de los padres del desierto

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