miércoles, 22 de octubre de 2014

LA ESTRELLA QUE TEMÍA BRILLAR.


Habìa una vez una estrellita que habitaba en los confines del Universo, a la que le daba miedo su propia luz. Se agazapaba y esforzaba en ocultar su luz lo màs posible, a veces se le escapaban unos destellos verdaderamente hermosos que el resto de seres del Universo contemplaban maravillados, pero rapidamente se apresuraba la estrellita a apagar la intensidad de su luz……en esos momentos se sentìa muy avergonzada, como si estuviera haciendo algo impropio, indebido.
Asì, pasaron los años y la estrella por màs que crecìa, seguìa obstinada en ocultar su propia luz por todos los medios…..Un dìa, llegò a oìdos de su padre el Sol, que una de sus hijas se negaba a brillar en todo su esplendor, como es propio de una estrella, entonces el Sol dirigiò su majestuosa mirada hacia la lejana estrella y quedò conmovido al contemplarla…..Hija mìa, ¿què edad tienes?” resonò la voz del Sol por todo el Universo, “sì tù hija mìa, la que apenas se te ve por tu ausencia de brillo”, en ese mismo instante todas las estrellas miraron a la estrella que siempre se habìa reusado a brillar.
Esta, abrumada por la verguenza, y con voz casi inaudible contestò a su padre el Sol, “Padre, tengo mil años”, “Màs fuerte hija mìa, no te oigo bien desde aquì”, le increpò el Sol,“Mil años padre mìo”, volviò a responder la estrella, esta vez de forma màs enèrgica, pues no querìa decepcionarlo. “Mil años y ya estàs tan apagada, pero si tan solo eres una jovencita!”, le dijo el Sol, que añadiò, “¿Por què, hija mìa?, explìcame y hazme saber por què en tus mil años de vida te negaste a mostrar toda tu luz constantemente.”
“Yo, yo….” balbuceaba la estrella, “màs fuerte”, le volvìa a manifestar el Sol. “Es que siempre he sentido que no me la merezco, no he hecho ningùn mèrito para lograrla, siento como si no me perteneciera realmente, y usarla, se me hace como pretender aparentar algo que no soy, que no merezco. Respeto a todos mis hermanos y hermanas y no los juzgo, pero a mì siempre me ha parecido que usar mi luz es abusivo y denigrante para el resto de seres de este inmenso Universo y que carecen de luz propia……” fue la sorpresiva respuesta de la estrella, hasta para ella, que siempre se mostraba muy tìmida y reservada a hablar de sì misma.
Su padre el Sol quedò mudo por unos instantes, meditando en todo lo que habìa oìdo de boca de la estrella. Al fin, el Sol decidiò romper el mìstico silencio reinante en el Universo y dijo,“Hija mìa, ¿te das cuenta de lo que estàs queriendo decir?, das por sentado que los demàs seres de este Universo que carecen de luz propia valen menos que una deslumbrante estrella, no te das cuenta?….què es lo que pretendes no brillando, no denigrar a los demàs seres carentes de luz?, pues es justo de ese modo como lo consigues, en tu interior, ya han quedado denigrados. Ellos no se sienten mejor por tu falta de luz, màs bien al contrario, se apenan por ti y quedan compungidos preguntàndose què te pasarà, què serà aquello que te impide lucir en todo tu esplendor?, no hija mìa, empequeñeciendo no ayudas a nadie….La ùnica que ha sido verdaderamente denigrada todo este tiempo has sido tù misma, negàndote a aceptar tu verdadera y genuina naturaleza”.
“Que no hiciste nada por merecerla dices?, NACER!!!, te parece poco?, eres un milagro viviente, todo ser vivo lo es, tu luz te pertenece por derecho propio, TU LUZ ERES TÙ, y has vivido mil años sin ser tù, sumida en las sombras que tù misma has creado para opacar tu propia luz….y todo por què?, por miedo a sobresalir, a sentirte poderosa, a sentirte plena y satisfecha contigo misma…….Escúchame bien hija mìa,NO HAY MAYOR ERROR EN LA VIDA, QUE SENTIRSE INMERECEDORA DE TU PROPIA LUZ!!!, eso va totalmente en contra de las leyes naturales”.
“Hija mìa, sè consciente de quièn eres!, tu luz no es una posesiòn, es Quièn Eres!, desdeñando tu luz solo consigues huir de ti misma, te sentiràs eternamente perdida, repitièndote a ti misma què hago aquì?, a què he venido?, cual es mi misiòn en esta vida?…….tu misiòn hija mìa ES BRILLAR!!!!!!!!!!!!”

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