jueves, 26 de marzo de 2015

La estrella diminuta

Había una vez  en una galaxia muy lejana, una pequeña y simpática estrellita, a la que encantaba descubrir el mundo que la rodeaba. Un buen día, a pesar de las advertencias de sus padres, decidió salir a explorar por su cuenta, ese precioso planeta de color azul que veía desde su morada. Tan emocionada estaba por su visión, que no tomó ninguna referencia para volver a casa.

Resignada a su suerte, decidió inspeccionar detenidamente el planeta e intentar disfrutar todo lo posible de su aventura. Allí, dado su gran brillo, todos la tomaron por una extraña luciérnaga, a la que deseaban atrapar. Volando todo lo rápido que pudo, se encontró con una gran sábana,  tras la que se ocultó. Al ver que la sábana se movía sola, la gente creyó que se trataba de un fantasma, huyendo del lugar. Tan divertida escena, sirvió a la estrella para olvidarse que estaba perdida y divertirse de lo lindo.

Una diversión, que se terminó, cuando fue a visitar al dragón de la montaña e intento asustarle con su disfraz. Lo que no sabía, es que el dragón no le tenía miedo a nada y que su osadía, la iba a llevar a las llamas que salían de la boca del animal.

Pasado este mal trago, dio con la solución para conseguir encontrar el camino de vuelta: cuando llego la noche, se subió en una gran piedra y comenzó a lanzar señales luminosas al cielo. Tras un rato intentándolo, sus padres descubrieron su familiar brillo y la ayudaron a volver a casa.

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