Una vez, en Liaodong, a un porquero le salió en su piara un cerdito de
cabeza blanca; y creyendo que se trataba de un prodigio, decidió regalárselo a
la corte. Cuando llegó a Hedong, sin embargo,
advirtió que ahí todos los puercos tenían la cabeza blanca; muy corrido regresó
a su casa.
Los Evangelistas nos hablaron de un Jesús que usaba las parábolas para explicarnos la realidad del Reino de Dios. Espero que estos cuentos os puedan conducir al mismo destino.
lunes, 25 de mayo de 2015
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