Mucha
gente alude a la cita de Chuang Tse sobre la incertidumbre que provoca
el sueño, que borra la conciencia de lo que somos y no somos, pero suele
transcribirla e interpretarla de modo incompleto. He encontrado una
versión que me satisface:
En cierta ocasión,
yo, Chuang Tse, soñé que era una mariposa que volaba y disfrutaba por el
cielo. No tenía idea de que fuera Chuang Tse. De golpe, desperté y era
Chuang Tse de nuevo. Pero no puedo decir ahora si he sido Chuang Tse
soñando que era una mariposa, o soy una mariposa que ahora sueño que es
Chuang Tse. No obstante, tiene que haber alguna diferencia entre Chuang
Tse y la mariposa. A esto le llamamos la transformación de las cosas.
Chuang
Tse no borra la diferencia entre lo real y lo irreal, como suele
interpretarse, ni entre lo que somos y no somos, ya que no duda de que
existe una diferencia entre Chuang Tse y la mariposa. ¿De qué nos habla,
entonces? Pues de la relación entre identidad y conciencia, que el
sueño altera, ya que el sueño es un estado de conciencia que puede
disolver la conciencia de uno mismo. Al desaparecer el yo, uno puede
tomar la conciencia de una mariposa y volar por el cielo. La conciencia
sobrepasa la identidad física y las leyes de la continuidad
espacio-temporal. De aquí nace la incertidumbre. Pero el mundo físico
(real, solemos decir) sigue existiendo, aunque, y esto es otro de los
mensajes de texto, esa realidad está en permanente transformación.
Añadiré una experiencia totalmente real:
Añadiré una experiencia totalmente real:
En
una ocasión me perdí por una montaña de Asturias y mientras caminaba
por un sendero, a media tarde, descubrí sobre una mata una mariposa que
nunca había visto antes, grande, inmóvil (con esa inmovilidad que sólo
pueden alcanzar los insectos), bellísima, pero inquietante. Me quedé
embelesado durante un largo rato atraído por los colores rojos, blancos y
azules de sus alas. Antes de oscurecer subí al coche y regresé a casa,
que estaba a más de quince kilómetros. Pues bien, cuál no sería mi
sopresa al descubir, posada sobre la puerta, una mariposa idéntica. No
puedo decir que fuera la misma mariposa, claro, pero tuve la total
certeza de que sí lo era, porque se trataba de una mariposa fuera de lo
común, os lo aseguro. ¿Pura coincidencia? Yo me inclino a pensar que
hubo una conexión entre su conciencia y la mía, y eso provocó el nuevo
encuentro. ¿Entramos en el mismo sueño?
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