miércoles, 27 de mayo de 2015

LAS RAMAS AHORQUILLADAS


 
Los habitantes de cierta aldea en las montañas tenían la costumbre de ocupar ramas ahorquilladas para fabricar las patas de sus taburetes. Una vez, un campesino quiso arreglar la pata de un taburete y mandó a su hijo a la montaña para que cortara una rama ahorquillada. El hijo cogió su hacha y se fue. Al cabo de la jornada, volvió con las manos vacías. Su padre le reprochó su incapacidad.
         - Es verdad, había muchas ramas ahorquilladas allá – contestó el hijo –, ¡pero todas crecían para arriba!

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