miércoles, 27 de mayo de 2015

TRANSFORMANDO UNA BARRA DE HIERRO EN AGUJA


 
Varios niños que, en vez de ir a la escuela, jugaban en la calle, vieron a una anciana que frotaba incansablemente una barra de hierro contra una piedra.
         Intrigados, le preguntaron:
         - ¿Qué está haciendo ahí, señora?
         Ella contestó seriamente:
         - Estoy frotando este lingote para adelgazarlo; quiero hacer con él una aguja para coser mi ropa.
         Los muchachos soltaron la risa.
         - ¡Nunca conseguirá hacer una aguja con una barra de hierro de ese grosor!
         - La froto todos los días, y cada día disminuye algo más, por fin terminará siendo una aguja. Pero pequeños flojos como ustedes no pueden comprender esto – dijo la anciana.
         Los niños se miraron entre sí, avergonzados, y corriendo, regresaron a la escuela.
         De esta historia nos viene la antigua sentencia que aún circula en nuestros días:
         «El trabajo perseverante puede convertir una barra de hierro en una aguja para bordar».

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