domingo, 24 de enero de 2016

COMPROMISO.

Aunque era muy amable con todos los discípulos, el Maestro no podía ocultar su preferencia por los que vivían en el "mundo" -los casados, los comerciantes, los agricultores...-, más que por los que vivían en el monasterio.

Cuando le interpelaron al respecto, dijo: "La espiritualidad practicada en estado de actividad es incomparablemente superior a la practicada en estado de retiro".

MORTALIDAD

A un discípulo que pedía la sabiduría le dijo el Maestro: "Prueba a hacer lo siguiente: cierra los ojos y trata de verte a ti mismo y a todo ser viviente arrojados desde lo alto de un precipicio. Cada vez que te agarres a algo para detener tu caída, entiende que ese algo también cae contigo..."

El discípulo hizo la prueba y ya nunca volvió a ser el mismo.

AVENTURA


El tema de la conversación del Maestro era la Vida.

Un día hablaba de cómo había conocido a un piloto que, durante la segunda Guerra Mundial, se dedicaba al transporte de trabajadores de China a Birmania para que trabajaran en la construcción de carreteras en la selva. El vuelo era tan largo y tan pesado que los trabajadores solían matar el tiempo jugando. Pero, como no tenían dinero con el que jugar, se jugaban la vida: ¡el que perdía tenía que saltar del avión sin paracaídas!

"¡Es terrible!", dijeron los discípulos horrorizados.

"Cierto", replicó el Maestro, "pero ello hacía que el juego fuera emocionante".

Más tarde, aquel mismo día, dijo: "Nunca se vive tan plenamente como cuando uno se juega la vida".

jueves, 7 de enero de 2016

FLUIR.


Cuando se hizo evidente que el Maestro iba a morir, los discípulos quedaron deprimidos.

Sonriéndoles, dijo el Maestro: "¿Acaso no veis que la muerte es lo que le da encanto a la vida?"

"No. Nosotros preferiríamos, con mucho, que no murieras nunca".

"Todo lo que está verdaderamente vivo debe morir. Fijaos en las flores: sólo las flores de plástico no mueren nunca".

UNIVERSALIDAD

Resultado de imagen de espiritualidad
Por lo general, el Maestro trataba de disuadir a la gente de vivir en un monasterio.

"Pasa sacar provecho de los libros no hay necesidad de vivir en una biblioteca", solía decir.

O, diciéndolo aún con más vigor, "se pueden leer libros sin tener que entrar jamás en una biblioteca"; y se puede practicar la espiritualidad sin poner jamás los pies en un templo".

BIENAVENTURANZA.


El desconsolado agente de bolsa, que había perdido una fortuna, acudió al monasterio en busca de paz interior. Pero estaba demasiado turbado para meditar.

Una vez que aquel hombre se hubo ido, el Maestro, a modo de indirecta, dijo una sola frase: "Los que duermen en el suelo nunca se caen de la cama".

RIQUEZAS.

Resultado de imagen de riqueza
"¿En qué podría ayudarle la espiritualidad a un hombre de mundo como yo?", preguntaba un hombre de negocios.

"Te ayudaría a tener más", respondió el Maestro.

"¿De qué manera?"

"Enseñándote a desear menos".

AMOR.

Resultado de imagen de amor
Preguntaba una pareja de recién casados: "¿Qué debemos hacer para que perdure nuestro amor?"

Y ésta fue la respuesta del Maestro: "Amad los dos juntos otras cosas".

SABIDURÍA.


Al Maestro le encantaba siempre ver cómo las personas reconocían su ignorancia.

"La sabiduría", afirmaba él, "tiende a crecer a medida que crece también la conciencia de la propia ignorancia".

Y cuando le pidieron que lo explicara, dijo: "Cuando consigues comprender que no eres hoy tan sabio como ayer creías serlo, resulta que hoy eres aún más sabio".

DESINTERÉS.

Resultado de imagen de no hacer nada
Un acaudalado industrial le preguntó al Maestro: "¿Qué es lo que tú haces en tu profesión?"

"Nada", respondió el Maestro.

El industrial se rió con desdén y volvió a preguntar: "¿Y eso no es pereza?"

"¡No, por Dios! La pereza, por lo general, es el vicio de las personas demasiado activas".

Más tarde les decía el Maestro a los discípulos: "No hagáis nada, y todo se hará por medio de vosotros. La verdad es que el no hacer nada supone un gran quehacer; y si no, intentadlo..."

TOTALITARISMO.


Para desconcierto de sus discípulos, en cierta ocasión le dijo el Maestro a un obispo que las personas religiosas tienen una natural inclinación hacia la crueldad.

"¿Por qué?", le preguntaron los discípulos de que se hubiera marchado el obispo.

"Porque sacrifican con demasiada facilidad a las personas con tal de conseguir su propósito", respondió el Maestro.

ENTUSIASMO.

Resultado de imagen de mujer rica
A una mujer que se quejaba de que las riquezas no habían conseguido hacerla feliz le dijo el Maestro:

"Hablas como si el lujo y el confort fueran ingredientes de la felicidad, cuando, de hecho, lo único que necesitas para ser realmente feliz, querida, es algo por lo que entusiasmarte".

SANTURRONERÍA.


Al Maestro le gustaba la gente normal y ordinaria, y recelaba de quienes se obstinaban en alcanzar la santidad.

A un discípulo que le consultó acerca del matrimonio le dijo: "Asegúrate de que no te casas con una santa".

"¿Por qué?, si puede saberse".

"Porque es el modo más seguro de convertirte en un mártir", replicó regocijado el Maestro.

PREJUICIO.

Resultado de imagen de prejuicio
"Nada es bueno ni malo; es el pensamiento el que hace que lo sea", dijo el Maestro.

Cuando le pidieron que lo explicara, lo hizo diciendo: "Un hombre observaba un ayuno religioso siete días a la semana sin perder la alegría. Mientras tanto, su vecino moría de hambre a base de seguir la misma dieta".

AUTENTICIDAD.


Al Maestro nunca le impresionaron los diplomas y los títulos. Él se fijaba en las personas, no en los certificados.

En cierta ocasión le oyeron decir: "Si tienes oídos para escuchar el trino de un pájaro, no necesitas fijarte en sus credenciales".

INMUNIZACIÓN.

Para sorpresa de todos, al Maestro no parecía producirle demasiado entusiasmo la idea de la educación religiosa de los niños.

Cuando le preguntaron la razón de ello, respondió: "Vacunadles cuando sean niños y les impediréis contagiarse cuando crezcan."

AUTONOMÍA.

Resultado de imagen de autonomia
El Maestro parecía absolutamente insensible a lo que la gente pensara de él. Cuando los discípulos le preguntaron cómo había alcanzado tal grado de libertad interior, él soltó una carcajada y dijo: "Hasta que tuve veinte años, nunca me preocupó lo que la gente pudiera pensar de mí. A partir de los veinte, me preocupaba constantemente lo que pudieran pensar mis vecinos. Pero un día, después de cumplir los cincuenta, de pronto comprendí que ellos difícilmente habían pensado alguna vez en mí."

PERSPICACIA.


Los discípulos se hallaban enzarzados en una acalorada discusión acerca de la causa del sufrimiento humano.

Unos decían que la causa era el egoísmo. Otros, que el error. Y otros, por último, que la incapacidad para distinguir lo real de lo irreal.

Cuando le preguntaron al Maestro, éste dijo. "Todo sufrimiento proviene de la incapacidad para sentarse tranquilamente y estar solo".

viernes, 1 de enero de 2016

RECONOCIMIENTO.

Cuando el Maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera. Y el Maestro les dijo: "Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?"

"¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros?", preguntaron ellos.

Pero el Maestro no dijo una palabra.

Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron: "¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?"

Y el Maestro, con una pícara mirada en sus ojos, respondió: "Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua. Cuando yo me haya ido, confío en que sepáis ver el río".

CAMBIO.


El visitante, un historiador, estaba dispuesto a mostrarse discutidor.

"¿Acaso nuestros esfuerzos no cambian el curso de la historia humana?", preguntó.

"¡Oh, sí, claro que lo hacen!", dijo el Maestro.

"¿Y no han cambiado la tierra nuestros trabajos humanos?2

"Ciertamente lo han hecho", respondió el Maestro.

"Entonces, ¿por qué te empeñas en enseñar que el esfuerzo humano es de escasa importancia?"

"Porque, cuando el viento amaina", dijo el Maestro, "las hojas siguen cayendo".

SEPARACIÓN.

Las enseñanzas del Maestro no le habían gustado nada al Gobierno, el cual le había desterrado del país.

Cuando los discípulos le preguntaron si nunca sentía nostalgia, el Maestro les dijo: "No".

"¡Pero es inhumano no echar en falta la propia patria!", protestaron ellos.

A lo cual respondió el Maestro: "Cuando descubres que la creación es tu patria, dejas de ser un exiliado".

PERSPECTIVA


El Maestro se encontraba de especial buen talante y los discípulo se mostraban curiosos. Le preguntaron si alguna vez se había sentido deprimido.

Sí, alguna vez.

Insistieron en preguntarle si no era también verdad que se hallaba en continuo estado de felicidad.

Efectivamente, así era.

Ellos quisieron saber cuál era el secreto.

Y el Maestro dijo: "Este es el secreto: todas las cosas son lo buenas o malas que uno crea que lo son".