jueves, 18 de febrero de 2016

MODERACIÓN.


No era difícil ver al Maestro tratando, una y otra vez, de disuadir a sus discípulos de que dependieran de él, a fin de no impedirles entrar en contacto con la Fuente interior.

Y fueron muchas las veces que se le oyó decir: "Hay tres cosas que si están demasiado cerca hacen daño y si están demasiado lejos son inútiles, y que por eso conviene que estén a media distancia: el fuego, el gobierno y el guru".

DISCIPLINA

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A los discípulos que deseaban saber qué clase de meditación practicaba él todas las mañanas en el jardín les dijo el Maestro: "Si observo con atención, veo el rosal en plena floración".

"¿Y por qué hay que observar con atención para ver el rosal?", preguntaron ellos.

"Para ver el rosal", dijo el Maestro, "y no la idea preconcebida que uno tiene del rosal".

PALABRAS

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Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de Lao Tse:

"Los que saben no hablan;
los que hablan no saben".

Cuando el Maestro entró donde ellos estaban, le preguntaron, cuál era el significado exacto de aquellas palabras.

El Maestro les dijo: "¿Quién de vosotros conoce la fragancia de la rosa?"

Todos la conocían.

Entonces les dijo: "Expresadlo con palabras".

Y todos guardaron silencio.

SOBERANÍA


Los discípulos buscaban la Iluminación, pero no sabían en qué consistía ni cómo podía llegarse a ella.

El Maestro les dijo: "No puede ser conquistada. No podéis apoderaros de ella".

Pero, al ver el abatimiento de los discípulos, el Maestro añadió: "No os aflijáis. Tampoco podéis perderla".

Y esta es la fecha en que los discípulos andan buscando lo que ni puede ser perdido ni puede ser adquirido.

EMPOBRECIMIENTO


A un discípulo que venía de un lejano país le preguntó el Maestro: "¿Qué andas buscando?"

"La Iluminación".

"Tú ya tienes tu propio tesoro. ¿Por qué buscas en otra parte?"

"¿Dónde está mi tesoro?"

"En esa misma búsqueda que ha florecido en ti".

En aquel momento el discípulo quedó iluminado. Años más tarde diría a sus amigos: "Abrid vuestro tesoro y disfrutad de sus riquezas".

ESCLAVITUD


A un visitante religioso que estaba hecho un manojo de nervios le preguntó el Maestro: "Por qué estás tan inquieto?"

"Tengo miedo de no alcanzar la Salvación".

"¿Y qué es la Salvación?"

"Moksha... Liberación... Libertad..."

El Maestro rió de buena gana y dijo: "¿De manera que estás obligado a ser libre? ¿Tienes forzosamente que ser liberado?"

En aquel instante, el visitante se tranquilizó y perdió el miedo para siempre.

miércoles, 17 de febrero de 2016

APERTURA


Una angustiada pareja se lamentaba ante el Maestro de que su hijo había abandonado las tradiciones religiosas de la familia y se había convertido, según él, en librepensador.

Y el Maestro le dijo: "No os preocupéis. Si el muchacho piensa realmente por sí  mismo, es seguro que el Poderoso Viento habrá de desatarse y le llevará al lugar al que pertenece".

AFIRMACIÓN.


Una mujer, que se hallaba muy afligida por la muerte de su hijo, acudió al Maestro en busca de consuelo.

Él la escuchó pacientemente mientras ella se desahogaba contando su historia de infortunio.

Cuando la mujer acabó de hablar, el Maestro dijo delicadamente: "Yo no puedo eliminar tus lágrimas, querida. Lo único que puedo hacer es enseñarte a santificarlas".

CORDIALIDAD.


"¿Qué he de hacer para amar a mi prójimo?"

"Deja de odiarte a ti mismo".

El discípulo meditó larga y seriamente estas palabras y regresó a decirle al Maestro: "Pero si yo me amo demasiado a mi mismo... Si soy un egoísta y un egocéntrico... ¿Cómo puedo librarme de ello?"

"Sé cordial contigo mismo y tu ego quedará satisfecho y te dejará en libertad para amar a tu prójimo".

SANTIDAD.

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A un predicador que no dejaba de repetir:

"¡Tenemos que poner a Dios en nuestras vidas!",

le dijo el Maestro:

"Ya está en ellas. Lo que tenemos que hacer es reconocerlo".

APARIENCIAS


El Maestro desaprobaba invariablemente todo cuanto pareciera sensacional. Lo divino, solía afirmar, sólo se encuentra en lo normal y ordinario.

En cierta ocasión se oyó como el Maestro le día a un discípulo obstinado en practicar ciertas formas de ascetismo rayanas en lo extravagante: "La santidad es algo misterioso: cuanto mayor es, menos se ve".

CELEBRACIÓN.

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"¿Qué podría proporcionarme a mí la espiritualidad?", le preguntó un alcohólico al Maestro.

"Una intoxicación no-alcohólica",  fue la respuesta.

SER


"¿Qué he de hacer para alcanzar la santidad?", preguntó un viajero.

"Sigue a tu corazón", le dijo el Maestro.

Aquello pareció agradar al viajero.

Sin embargo, antes de que se marchara, el Maestro le sugirió en voz muy baja: "Para seguir tu corazón vas a necesitar una complexión muy robusta".

SERVICIO

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Todo el mundo sabía que el Maestro era más partidario de la acción que del retraimiento. Pero no dejaba de insistir en la acción "iluminada".

Los discípulos deseaban saber qué significaba eso de "iluminadas". ¿Acaso quería decir "bienitencionadas"?

"¡Oh no!", dijo el Maestro. "Imaginad lo bienintencionado que puede ser el mono cuando saca un pez del río para librarle de ser sepultado por las aguas..."

lunes, 15 de febrero de 2016

VACÍO.


En ocasiones, los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que acababa con el silencio del monasterio.

Aquello molestaba bastante a los discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como con el silencio.

Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo: "El silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego".

SENTIDO.


Le decía un viajero a uno de los discípulos: "He recorrido una enorme distancia para escuchar al Maestro, pero sus palabras me han parecido de lo más vulgar".

"No debes escuchar sus palabras. Escucha su mensaje".

"¿Y cómo se hace eso?"

"Toma una de las frases que él diga y agítala con fuerza hasta que se desprendan todas las palabras. Lo que quede hará que arda tu corazón".

COMPRENSIÓN

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"Toda palabra y toda imagen que se emplee para referirse a Dios tienen más de falseamiento que de descripción".

"Entonces, ¿cómo puede hablarse de Dios?"

"Por medio del silencio".

"Y si es así, ¿por qué hablas tú con palabras?"

El Maestro no pudo evitar reírse con todas sus ganas, y dijo: "Cuando yo hablo, no debes escuchar las palabras. Escucha el silencio".

IDENTIFICACIÓN.

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"Desearía ver a Dios".

"Estás mirándolo en este mismo momento", dijo el Maestro.

"Entonces, ¿por qué no lo veo?"

"¿Por qué el ojo no se ve a sí mismo?", replicó el Maestro.

Más tarde se explicaba el Maestro de la siguiente manera: "Pedir a un cuchillo que se corte a sí mismo, o a un diente que se muerda a sí mismo, es igual que pedir a Dios que se revele a sí mismo".

DESVELAMIENTO

Un día preguntó el Maestro: "En vuestra opinión, ¿cuál es la pregunta religiosa más importante?"

A modo de respuesta, escuchó muchas preguntas:
"¿Existe Dios?"

"¿Quién es Dios?"

"¿Cuál es el camino hacia Dios?"

"¿Hay vida después de la muerte?"

"No"; dijo el Maestro, "la pregunta más importante es: ´¿Quién soy yo?´"

Los discípulos se hicieron alguna idea de lo que el Maestro quería insinuar cuando, por casualidad, le oyeron hablar con un predicador:

Maestro: "Así pues, según tú, cuando hayas muerto tu alma estará en el cielo, ¿no es así?

Predicador: "Sí, así es".

Maestro: "¿Y tu cuerpo estará en la tumba...?"

Predicador: "Exactamente".

Maestro: "¿Y dónde, si me permites la pregunta, estarás tú?"

ORÍGENES.

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Aquel día era el cumpleaños de una discípula.

"¿Qué quieres que te regale por tu cumpleaños?", le preguntó el Maestro.

"Algo que me proporcione la Iluminación", le respondió ella.

El Maestro sonrió. "Dime, querida", le preguntó, "cuando nacieste, ¿entraste en el mundo como si fueses una estrella caída del cielo o brotaste de él igual que brota una hoja de un árbol?"

La discípula se pasó el día meditando la extraña pregunta del Maestro. Al fin, vio de pronto la respuesta y adquirió la Iluminación".

domingo, 7 de febrero de 2016

INADOCTRINAMIENTO


"¿Qué es lo que enseña vuestro Maestro?", preguntaba un visitante.

"Nada", respondió el discípulo.

"Entonces, ¿por qué pronuncia discursos?"

"Lo único que hace es indicar el camino, pero no enseña nada".

Al visitante, aquello lo resultaba incomprensible, de modo que el discípulo se lo explicó: "Si el Maestro enseñara, nosotros convertiríamos sus enseñanzas en creencias. Pero al Maestro no le interesa lo que creemos, sino únicamente lo que vemos".

CREENCIA.

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El Maestro había citado a Aristóteles: "En la búsqueda de la verdad, parece mejor, y hasta necesario, renunciar a lo que nos es más querido". El Maestro sustituyó la palabra "verdad" por la palabra "Dios".

Más tarde le dijo un discípulo: "En mi búsqueda de Dios estoy dispuesto a renunciar a todo: a la riqueza, a los amigos, a la familia, a mi país y hasta a mi propia vida. ¿Puede una persona renunciar a algo más?"

El Maestro respondió con toda calma: "Sí. A sus creencias sobre Dios".

El discípulo se marchó entristecido, porque estaba muy apegado a sus convicciones. Tenía más miedo a la "ignorancia" que a la muerte.

jueves, 4 de febrero de 2016

DOCTRINA.


A un visitante que aseguraba no tener necesidad de buscar la Verdad, porque ya la tenía en las creencias de su religión, le dijo el Maestro:

"Había una vez un estudiante que nunca llegó a convertirse en un matemático, porque creía ciegamente en las respuestas que aparecían en las últimas páginas de su texto de matemáticas:... y aunque parezca paradójico, las respuestas eran correctas".

CURACIÓN.


A una persona muy afligida que había acudido a él en busca de ayuda le preguntó el Maestro: "Deseas realmente ser curado?"

"¿Me habría molestado en acudir a ti si no lo deseara?"

"¿Y por qué no? La mayor parte de la gente lo hace".

"¿Para qué?"

"No precisamente buscando la curación, que es dolorosa, sino buscando alivio".

Y a sus discípulos les dijo el Maestro: "Las personas que desean curarse con tal que puedan hacerlo sin dolor son como los que están a favor del progreso con tal de que éste no suponga para ellos cambio alguno".

PECADO.


Una de las más desconcertantes -y deliciosas- enseñanzas del Maestro era ésta: Dios está más cerca de los pecadores que de los santos.

Y lo explicaba así: Desde el cielo, Dios sostiene a cada persona mediante una cuerda. Cuando pecas, cortas la cuerda. Entonces Dios repara la cuerda mediante un nudo, con lo que te acercas un poco más a él. Con cada pecado que cometes, cortas una y otra vez la cuerda; y con cada nudo nuevo, Dios te va acercando a él progresivamente.

BENEVOLENCIA.

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Un tendedero acudió afligido al Maestro para decirle que enfrente de su tienda habían abierto un gran almacén que amenazaba con obligarle a dejar el negocio. Su familia había regentado la tienda durante un siglo, y el perderla ahora significaría su ruina, porque él no estaba preparado para hacer otra cosa.

El Maestro le dijo: "Si temes al propietario del gran almacén, acabarás odiándolo. Y el odio significaría tu ruina".

"¿Qué debo hacer, pues?", preguntó el desesperado tendero.

"Sal todas las mañanas a la puerta de tu tienda y bendícela, deseando su prosperidad. Luego vuélvete hacia el gran almacén y bendícelo también".

"¿Qué dices? ¿Bendecir al que me hace la competencia y va a destruirme?"

"Cada una de tus bendiciones sobre él redundará en beneficio tuyo. Y cada mal que le desees servirá para destruirte".

Al cabo de seis meses regresó el tendero para contarle que, como se temía, había tenido que cerrar su tienda, pero que ahora estaba al frente del gran almacén y que las cosas le iban mejor que nunca.

REVELACIÓN.


Los monjes de un monasterio cercano pidieron al Maestro que acudiera para ayudarles a resolver una disputa que había surgido entre ellos. Habían oído decir al Maestro que él conocía una técnica infalible para devolver el amor y la armonía a cualquier grupo.

Y en aquella ocasión la reveló: "Cada vez que estés con alguien o pienses en alguien, debes decirte a ti mismo: ´YO ESTOY MURIENDO, Y TAMBIÉN ESA PERSONA ESTÁ MURIENDO´, tratando al mismo tiempo de experimentar la verdad de lo que estás diciendo. Si todos vosotros os ponéis de acuerdo para ponerlo en práctica, desaparecerá la amargura y brotará la armonía".

Dicho lo cual, se marchó.

PENSAMIENTO.


"¿Por qué desconfías tanto del pensamiento?", dijo el filósofo. "El pensamiento es el único instrumento de que disponemos para organizar el mundo".

"Es verdad. Pero el pensamiento puede organizar el mundo tan perfectamente que ya no seas capaz de verlo".

Más tarde les dijo a sus discípulos. "Un pensamiento es una pantalla, no un espejo; y a eso se debe el que viváis protegidos por una envoltura hecha de pensamiento, insensibles a la realidad".

RUIDO.

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El Maestro tenía que soportar cada día una verdadera avalancha de preguntas, a las cuales él respondía en serio o en broma, con suavidad o con toda energía.



Había una discípula que siempre se pasaba las sesiones sentada y en silencio.




Cuando le preguntaron la razón de su actitud, ella respondió: "Apenas oigo una palabra de lo que dice. Estoy demasiado distraída con su silencio".

CONFIANZA.


El Maestro solía afirmar con frecuencia que la santidad no era tanto cuestión de lo que uno hacía cuanto de lo que uno permitía que sucediera.

Y a un grupo de discípulos a quienes les resultaba difícil comprenderlo les contó la siguiente historia:

"Érase una vez un dragón que tenía una sola pierna y le dijo al ciempiés: ´¿Cómo te las arreglas para manejar todas esas piernas? Yo me las veo y me las deseo para manejar una sola´.

´Si te soy sincero´, dijo el ciempiés, ´la verdad es que yo no las manejo en absoluto´".

miércoles, 3 de febrero de 2016

CONSTATACIÓN.


"¿Qué es lo que la Iluminación te ha proporcionado?"

"Alegría".

"¿Y en qué consiste la alegría".

"En constatar que, cuando lo has perdido todo, no has perdido más que un juguete".

PRESENCIA.


Cuando los discípulos le pidieron un modelo de espiritualidad que poder imitar, todo cuanto dijo el Maestro fue: "Callad. Escuchad".

Y cuando estaban escuchando los sonidos de la noche fuera de los muros del monasterio, el Maestro se puso a entonar con suave voz el célebre ´haikku":

"Sin presentir siquiera
su temprana muerte,
la cigarra canta".

CIELO

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A un discípulo que vivía obsesionado por la idea de la vida después de la muerte le dijo el Maestro: "¿Por qué malgastas un solo momento pensando en la otra vida?"

"Pero ¿acaso es posible no hacerlo?"


"Sí".


"¿Y cómo?"


"Viviendo el cielo aquí y ahora".,


"¿Y dónde está el cielo?"


"Aquí y ahora mismo".

NATURALEZA

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Explicaba un conferenciante cómo una pequeña parte  de las enormes sumas de dinero que se gastan en armamento en el mundo moderno podría resolver todos los problemas materiales de la totalidad de la raza humana.



Tras la conferencia, la reacción inevitable de los discípulos fue: "Pero, ¿cómo es posible que los seres humanos sean tan estúpidos?"




"Porque la gente", dijo solemnemente el Maestro, "ha aprendido a leer los libros impresos, pero ha olvidado el arte de leer los que no lo están".




"¿Podrías indicarnos un ejemplo de libro no impreso?"




Pero el Maestro no indicó ejemplo alguno.




Un día, como los discípulos seguían insistiendo, dijo al fin el Maestro: "El canto de las aves, el sonido de los insectos, ...todo ello pregona la Verdad. Los pastos, las flores, ...todo ello está indicando el Camino. ¡Escuchad! ¡Mirad! ¡Ese es el modo de leer!"